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Año 2020.


Guerras, hambre, desastres naturales de todo tipo que acaban con la vida de miles de personas. El mundo es un lugar cada vez más desapacible, muestra síntomas de estar preparándose para la que posiblemente sea la ultima de sus guerras. El señor del Inframundo, sediento de poder y a rebosar de rencor hacia su homónimo en los cielos, ha estado enviado tropas a la tierra con forma completamente humana, con la intención de sumir al mundo en el caos y la destrucción más absolutos, quería convertirlo en su reino. Pero los ángeles estaban al tanto de las.intenciones de Satanás y contraatacaron de la misma forma. Cientos de centinelas celestiales descendieron al reino de los mortales para pararles los pies en la medida de lo posible a los demonios. Estaba claro qque las fuerzas del mal llevaban la delantera, pero nada parecía del todo perdido. Siempre.quedaba una chispa de esperanza detrás del miedo, una luz que, aunque debilmente, conseguía disipar la oscuridad.



Año 2036.



La chispa se ha extinguido. El pulso entre el bien y el mal se mantuvo durante aproximadamente seis años más antes de que las fuerzas del mal fuesen claramente superiores. Ángeles caídos, demonios y toda clase de criaturas del Inframundo unieron sus fuerzas como nunca antes para llevar el apocalipsis a la Tierra sin que las cada vez más disminuidas tropas celestiales pudiesen hacer nada para evitarlo.
Desde que esta guerra terminase han pasado ya seis años, seis años que la humanidad ha pasado e la.oscuridad más absoluta. Los ángeles han sido exterminados. Todos los humanos siguen ciegamente, la mayoría por miedo, a su nuevo y oscuro gobernante. No queda alegría, no queda color, este se ha convertido en un planeta moribundo y marchito, la esperanza que antes ardía se extinguió bajo unas llamas mayores, las llamas del mismísimo Infierno. Pero por suerte no todos los humanos estamos a sus pies, ni todos los ángeles han sido exterminados.

En Londres aún quedamos una minoría que nos negamos a que el mundo esté perdido, y es probable que en más lugares del mundo haya más como nosotros. Somos la Resistencia, y nos hemos aliado a los pocos ángeles que aún quedan en la ciudad. ¿Nuestro objetivo? Sencillo de imaginar pero difícil de conseguir: destronar al señor del mal para restaurar la paz que el planeta perdió con el triunfo de sus tropas. Es duro y dificil, lo sabemos perfectamente, pero el precio a pagar merece la pena por recuperar todo aquello que perdimos en su momento

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